Volkswagen enfrenta una crisis financiera inesperada

Volkswagen enfrenta una crisis financiera inesperada

Volkswagen enfrenta una crisis más profunda de lo esperado. La empresa reveló que sus resultados financieros son peores de lo previsto, lo cual ha sorprendido a muchos analistas del sector.

Una estrategia antigua de relaciones públicas sugiere comunicar malas noticias los viernes por la noche, cuando la atención mediática es menor. Sin embargo, Volkswagen ha elegido este momento para hacer públicas sus dificultades, y eso ha tenido un impacto inmediato en el mercado, con una caída del 2,9% en el valor de sus acciones en Alemania tras los comentarios del CEO Oliver Blume.

Desde la llegada de Blume en lugar de Herbert Diess, la situación ha empeorado considerablemente. La venta de nuevos vehículos se proyecta en aproximadamente 9 millones para este año, un descenso respecto a los 9,2 millones del año anterior y lejos de los 11 millones vendidos en 2019.

A menudo, los nuevos directivos utilizan tácticas como “tomar un baño” financiero, donde declaran resultados negativos inicialmente para suavizar la transición y establecer una base sólida para mejorar en los años siguientes. Pero en este caso, la tendencia es alarmantemente negativa en todos los frentes: ingresos, ganancias y márgenes de beneficio.

Blume ha estimado una ganancia operativa de 18 mil millones de euros, pero la proyección de margen de beneficio se ha reducido a solo un 5,6%, muy por debajo del pronóstico anterior del 6,5% al 7%. Esta disminución provoca nerviosismo entre los accionistas, especialmente si se considera que podrían experimentar pérdidas si la tendencia continúa.

La familia Piech-Porsche, uno de los principales accionistas, enfrentará también una disminución significativa en sus ingresos, proyectando solo entre 2,4 y 4,4 mil millones de euros este año, muy por debajo de las expectativas de 3,5 a 5,5 mil millones.

Este escenario negativo no es exclusivo de Volkswagen, ya que otras marcas alemanas como Mercedes y BMW también han tenido que ajustar sus expectativas de ganancias a la baja, reflejando una mala racha en toda la industria automotriz alemana.